11.07.2007

¿Leopoldo María Panero y la maldición el cielo?

Yo tuve la ocasión de escuchar a Leopoldo María Panero en una conferencia que impartió en la catedralicia Orihuela. Ya me inquietaba su poesía y fue el único evento al que asistí de un encuentro sobre salud mental. Corría, creo recordar, el año 98. La disartria provocada por los años de tratamiento con neurolépticos dificultaba la comprensión del discurso de un tipo que tan pronto hablaba castellano como lo hacía en francés o inglés. Que citaba a Lacan en francés, citas y más citas (por qué cita usted tanto, para que me tomen en serio,recuerdo haberle oído) Un discurso crítico con la psiquiatría española, que a Leopoldo le tocó sufrir, y que aún retumba entre las paredes de los viejos manicomios. Un entorno hostil hacia su enfermedad. Unos por incomprensión, otros probablemente por interés personal (el joven díscolo y la justificación perfecta no sin algo de venganza para encerrarlo, algo que seguramente hiciera viables algunas de sus "certezas" en detrimento de una mejor evolución. Sólo hipótesis ) otros tal vez por un laissez fair de "buenas intenciones", favorecieron un largo periplo por frenopáticos. Viaje que se convirtió en posada hasta la actualidad. Aún hoy en día se le responsabiliza a través de su alcoholismo de la enfermedad que le acompaña (por favor editores y escritores de pequeñas notas biográficas, establecer relaciones causales no creo que sea su labor. Sería suficiente con nombrar que tiene esquizofrenia). Incluso el ya fallecido Michi, su hermano menor, que en “el desencanto” confraternizaba con él, en “después de tantos años” describe su situación de poeta maldito y loco como una elección, como algo que iba en el mismo paquete y que Leopoldo había elegido(cuando es al "azar y a ninguna maldición de demonio o de dios debo mi ruina"). No digo que no haya poses que contribuyan al papel de maldito, pero la esquizofrenia no es una pose ni se puede posar de esquizofrénico. Si este tipo de actitudes pretende justificar el abandono al que fue relegado, más que una acusación hacia Leopoldo parecen un intento de librarse de posibles acusaciones internas o del entorno social. En cualquier caso ese abandono no lo merece ni aunque se lo hubiera buscado, que no es el caso. Impresiona ver que, en ocasiones , es el loco el que tiene más clara sus situación y la de su familia, su franqueza es demoledora hasta para él, siendo incluso Leopoldo el más perplejo. Y lo digo desde la experiencia de trabajar casi una década en contacto diario con la locura en un centro para personas que padecen este tipo de trastornos(soy psicólogo de profesión, en fin, nadie es perfecto). Pero además Panero es “un loco tocado por la maldición del cielo”. Su madre relata en “el desencanto” como Leopoldo, desde niño, rodeado de escritores y con acceso a un bagaje cultural que ha sabido aprovechar (desde Ovidio, Góngora o Rimbaud), lidiaba con la realidad y la fantasía de una forma llamativa, desde las bromas del colegio hasta relatos fantásticos o poesía incipiente. Para muchos de nosotros el lenguaje puede suponer una limitación a la hora de escribir o de hablar, encasillando nuestra realidad y nuestra fantasía dentro del lenguaje con la que la nombramos. Leopoldo , me da la impresión, parece ser uno de esos privilegiados para los que no tiene límites, utiliza el lenguaje escapándose a su dictadura, a su tiranía, quizás aprovechando ese momento en que el verbo está aún vivo, cuando él lo crea, lo pare, lo vomita, lo excreta, para después convertirse en cadáver al estrellarse contra el papel en el poema, como lo hace luego con el lector en un acto de renacimiento para estrellarse contra su cerebro y su oído y morir de nuevo. El lenguaje de Panero nace con infinitas posibilidades… envuelto en la música y el ritmo que les es impreso también como mecanismos de... ¿libertad? Al leer por vez primera un poema de Panero un mundo se erige ante uno mismo, un mundo por descubrir y descubrirte. Joder que pedante me he puesto. Mira que me gusta oírme. Bueno que os quede algo ineresante de esta lectura:
Su web http:// www.albaceteliterario.com/leopoldomariapanero en obras pero ya visible.
Sería incapaz de elegir uno o poemas para incluir, así que os remito al vínculo http://www.amediavoz.com/paneroLM.htm
Había un error en la reseña biográfica al hablar de su enfermedad. Avisados por e-mail y (tomad nota) esa misma noche corregido. Que eficientes tío así da gusto. Muy recomendable la antología para una vista de pájaro de la producción de Panero. Dobles felicitaciones a media voz. Comprad de todos modos algo de su obra, que fuma mucho y bebe mucha cocacola.
Por otra parte le presento mis respetos por si algo de esto leyere y disculpas por el atrevimiento a Leopoldo María Panero.
Bibliografía, entre otros:
Editada una poesía completa a un precio asequible “Poesía Completa” (1970-2000), Edic. de Túa Blesa, Visor, Madrid, 2001.
Editorial nivola editó en 2003 CONVERSACIÓN, un texto escrito a máquina por el ropio autor, con tachones y correcciones incluidas (pocas por cierto, si es el primero, qué fluidez), que la editorial decidió no retocar y publicar tal y como les llegó.
Algunos ensayos, traducciones (peter pan o al propio Lewis Carroll) y tres incursiones en la narrativa.
Dos peliculas documentales
"El desencanto" de Jaime Chavarri una lección de la dinámica en las familias. Con la asignación y asunción de roles, filias y fobias,etc.
"Depués de tatos años" de Ricardo Franco ruinas y más ruinas. El monólogo de Leopoldo... sin comentarios, pero tambien el de Michi.
Tengo la suerte de no haberlo leído todo, aún puedo descubrir por vez primera poemas de Leopoldo María Panero y dejar que se estrellen contra mi retina, contra mis oidos y mi mente.
Para una bibliografía casi completa, links de entrevistas y estudios sobre la obra de Panero http://www.escritores.org/panero.htm
Tanto comentario elogiando su obra por parte de críticos y especialistas va a acabar con lo que decía ser lo más brillante de su vida, el fracaso.
Este es un repaso que comienza con este post sobre prófugos y náufragos, quería que fuera el primero, más que nada por mí. Quizás la obra de Leopoldo forme parte de mi pose. En cualquier caso nunca me ha dejado indiferente. Os lo aseguro.