9.15.2008

DEL ASESINATO DE INDIVIDUOS IV

ESPERANZA

Los mecanismos de control del pensamiento y conducta humanas son de diversa índole. Entre ellos los hay de un tipo especialmente dañino; son aquellos que, con la apariencia de virtudes irrenunciables, nos abocan al ostracismo más severo. la esperanza es uno de ellos. Con la confianza en una vida mejor (aqui o más allá) se nos instala en la resignación, una de esas mierdas para que nos conformemos con lo que hay, que nos ancla y anula cualquier brote de rebeldía. la esperanza, lo último que se pierde, la caja de pandora no podía contener más que infortunios. La engañosa esperanza quedó dentro. ¿Qué se puede "esperar" de un regalo de los dioses?

LA HUMILDAD

Otro camelo. El uso pervertido y torticero que se ha hecho de la palabra humildad al convertirla en una virtud y limitar su significado al de modestia o sumisión (someter-se), me parece que la ha convertido en una herramienta más para destruir al individuo. Intentaré explicarme: que humildad procede etimológicamente de humus (tierra) es algo que no sólo sabía Tomás de Aquino, otras personas que saben latín o incluso sin saberlo también pueden acceder a ese conocimiento. Ahora, el humus sobre el que nos erigimos es el lugar en el que nos encontramos, ni más "payá" ni más "pacá". Esto no implica, y aquí el error, que al asumir este lugar no podamos ir más allá de él. En el acto de humillación, al agachar la cabeza vemos el humus bajo nuestros pies, o nuestros pies sobre la tierra que pisamos. Esto, literal y metafóricamente, nos permite conocer nuestros límites (si te tumbas sobre el suelo puedes marcarlos con un lápiz, je je). Pero, para los intérpretes del Sr. De Aquino el lugar en el que estamos nos obliga a no intentar ir más allá ni querer cosas fuera de alcance. Esto puede ser debido en parte por el ostracismo característico de las filosofías que sostienen a la religión católica y que abogan por la inmovilidad, la estabilidad, etc. Por otra parte, puede ser una forma de que los subordinados sigan siéndolo, que los que pertenecen a la tierra sigan perteneciendo a ella (recordemos que el clero era el mayor terrateniente durante la edad media y esas tierras habían de producir rentas).
Esto es, la humildad se ha utilizado para que el individuo asuma su papel y no otro, para que no intente ir más allá del lugar que se le ha asignado y en muchas ocasiones sometiéndolo, como si el acto de agachar la cabeza fuera una oportunidad para que el otro, el que "está más arriba", le golpee en la nuca haciendo que se someta y recordándole cuál es su lugar.