6.10.2012

EL PISITO

Alquilar por 550 € el mes y tres meses por adelantado, para ocupar la vivienda, puede parecer un chollo. Pues créanme, lo es. Síganme, si no lo creen, en esta vistita guiada buscando el ideal de vivienda de alquiler. Cualquier cosa que encuentre será mejor que lo que trate de buscar.
Al llegar a la cita con el supuesto propietario, y para empezar, el interfono estaba roto y me toca llamar a un vecino. Mejor así, me dije, que luego viene el cartero, la publicidad o, lo que es peor, aparecen las visitas a molestar a cualquier hora.
¡Vaya, un quinto sin ascensor! esto es protección cardiovascular, que diría mi cardiólogo. Tras un laberinto de escaleras accedo a un angosto y lúgubre pasillo. Con poquita luz, ¡eso es, que luego hay que pagar el recibo! y además así no se ve el polvo de las estanterías – pensaba yo sin comentario alguno -. En el suelo, el terrazo era una adivinanza que ondulaba bajo estratos de incrustada mugre (roña, que dicen en mi pueblo), cuyo análisis daría para una tesis doctoral de geología urbana, uno de mis hobbies. Un tropiezo pone a flote un transistor de los años 60, más allá asoma el dedo momificado y acusador de, en el mejor de los casos, un inquilino que tras sufrir una intoxicación botulínica falleciera hace algo más de una década.
La entrada al aseo provoca en mí una sorpresa aún mayor, ¡un inodoro en negro mate! Que no hombre, que no. Es el lado oscuro que ha invadido el blanco esmaltado del váter. La familia no tenía un dálmata y, por tanto, no podía estar tumbado en la bañera… así, debía de ser la tina, que exhibía una combinación blanco y negro . Esto me gusta. Además, sería emocionante cagar al borde de un agujero negro. Muérete de envidia Stephen Hawkins.
La cocina: “territorio resbaladizo, reino del pringue, imperio del engrasado”. El ecosistema de detrás de los fogones, incluía fauna y flora que haría las delicias de cualquier biólogo. Hongos y musgo proliferaban en ese entorno húmedo privilegiado, también cuna de la entomología, que gozaba de méritos para estar incluido en la guía de humedales de la Península Ibérica. Podría montar una empresa de champiñones, o de caracoles (recordé delicatesen, inevitable) y publicar el manual del urbanita autosuficiente. ¿Un problema? ¡Ya! Una oportunidad.
Las puertas no necesitan picaporte porque ninguna encaja dentro del marco. ¡Joder!, son todo ventajas. Además estaba muy bien ventilado, ya que las ventanas no cerraban. ¡Perfecto, así corre el aire!, que luego se vicia el ambiente y no hay quien esté. La decoración, en cuanto a estilo, diríamos que era ecléctica, "en concreto" un híbrido entre kitsch, art decó y…”Derribart”, que no es el nombre de un filósofo, si no una corriente del llamado  "escoriart”. Y es que, si se sabe elegir, hay que ver lo que da de sí una escombrera.  La instalación eléctrica, al conectarse, parecía la nit de l'albá. Muy ilicitano, eso me ha llegado. Me dije, no sin algo de acojono.
El precio me impedía quedármelo, 550 pavos al mes hundirían mi precaria economía, y de dónde sacaba yo 1.650 euros para entrar. Estaba yo pensando en estas naderías económicas, (naderías si se comparaban con esta digna y constitucional vivienda), cuando me enteré de que la propietaria era una viuda de 85 años. ¡Ah! Esa es la solución. No pude evitar verme como J. L. López Vázquez en… (No, no, en la cabina no, cabrones. Aunque como están las cosas…) en "El pisito". Casarme con la anciana y, ¡hala!, a esperar que fallezca y hacerme con la propiedad. ¿Triste? ¿Penoso? No, patético. Patético está bien traído aquí. Aún peor sería convertirse en “el verdugo” para conseguirlo, por mencionar a Berlanga.

 El pisito http://www.filmaffinity.com/es/film717826.html

El verdugo http://www.filmaffinity.com/es/film411856.html